sábado, 1 de enero de 2011

Capitulo 1

Olivia Whertinger, al escuchar el motor del auto apagarse, resoplo, no fue un resoplido de cansancio, fue un resoplido triste, lleno de nostalgia y melancolía, resignada a la idea de que no escucharía de nuevo la voz de su madre diciéndole que hiciera su tarea o la de su padre recordándole siempre su desayuno, los extrañaría mucho, aunque ya lo hacía.
Sabía que no seguiría siendo la misma, todo fue tan rápido que no le dio tiempo de pensar y rebobinar el casette de su mente, pensar que volvería al sitio de su niñez “Mackenzie Hallows”, donde alguna vez corrió, se ensucio y tenía cantidades de amigos que la querían mucho tanto como ella a ellos. Era fascinante para ella como de un segundo a otro, todo se venía abajo, como estar un día cenando tranquilamente con tú familia y al otro, perderlo todo, quedando marcada de por vida.
-Olivia…- Escucho una voz lejana que terminaba haciéndose más cerca.- Olivia…- Volvió a escuchar, pero está vez más fuerte, sacudió la cabeza para salir de sus sombríos pensamientos.
-Ah…- Respondió Olivia mirando a todos lados, buscando la voz.
-Ya puedes bajar del auto, ya estamos aquí.- Le sugirió su tía Martha, ella comprendió de inmediato.
En cuanto salió del auto, el aire fresco de Mackenzie Hallows la azoto por completo, la fragancia a pino y lodo la envolvió haciéndola estremecer un poco, respiro hondo y se atrevió a abrir los ojos, ella miraba al cielo, este estaba azul grisáceo con las nubes cubriendo como una capa al sol, como ella siempre lo recordó. Bajo la cabeza para contemplar el lugar, exactamente como estaba hace 5 años, todo increíblemente verde, el olor a moho, los cuales se encontraban en la superficie de la madera de esa estupenda casa, la madera pintada de un celeste pálido, dos mecedoras de mármol con una mesita que hacía juego en el porche, los barandales de igual color de la casa.
Escucho el sonido de la maleta cayendo al duro suelo de cemento, haciendo un ruido seco.
-Exactamente igual que hace años.- Hablo por fin Olivia, sabiendo quien era él que se encontraba tras ella.
-Si lo sé.- Suspiro el chico.- Pero ahora faltan dos personas.- Al escuchar eso, el corazón de Olivia, salto por un segundo haciéndola respirar hondo, botando el aire por su boca.
-Johnny…- Rezongo Olivia mordiéndose el labio.
-Si ya sé lo que me hiciste prometer.- Luego de eso, escucho sus pasos acercándose a ella, para luego quedar a su lado.
-Entonces por favor, no me lo recuerdes.- Le pidió ella más calmada.
Se escucharon un par de pasos acercarse, uno de ellos venía dando taconazos fuertes por el suelo mientras que los otros, rechinaban la suela de los zapatos.
-Ya estamos en casa.- Anuncio la tía Martha en un suspiro mientras su cabello arequipe1 , se alborotada por el viento.
-Que esperan, no sean tímidos.- Expresó Spencer, el entusiasta esposo de la tía Martha, pasando su mano derecha por su cabello azabache mientras que la otra, sostenía una de las maletas.
Los chicos asintieron a la vez, para luego entrar al compás hacia dentro de la casa. Ya adentro, miraron alrededor y sonrieron, la casa le traía felices recuerdos, a su izquierda se encontraba la pequeña, pero acogedora cocina la cuál ensuciaron a los 8 años mientras trataban de hacer brownies de chocolate. A su derecha estaba la sala, donde todos los sábados, era noche de películas, desde “Barbie en el lago de los cisnes” a… “Freddy Kruger”. Frente a ellos estaba las pequeñas grandes escaleras, donde se escondían para espiar a sus padres y familiares cuando jugaban al póker en la sala.
La nostalgia los inundo y prefirieron no recordar esos momentos y volver al presente, permanecer en él, enfrentar su perdida y seguir adelante, costara lo que costara.
-Dejare el equipaje en sus habitaciones.- Spencer rompió el hielo, ellos solo asintieron sin dejar de mirar al frente, vieron pasar a Spencer y parpadearon 2 veces.
Comenzaron a subir las escaleras, estas rechinaban por el peso así que se apresuraron a terminar de subir para ir inconscientemente a sus habitaciones.
Olivia abrió la puerta blanca de su habitación, pudo ver como el polvo se alborotada en toda esta, dio un paso adelante para quedar dentro de la bonita habitación y cerró la puerta tras ella.
Su maleta descansaba sobre la cama perfectamente ordenada, el juego de cobijas con estampado de flores violetas, hacia juego con el papel tapiz lila, su color favorito de la niñez, se acerco a la ventana y miro hacia abajo, donde se encontraba un viejo par de columpios, las sogas solo estaban atadas en un gran y frondoso árbol, ellos siempre lo llamaban, su fuerte.
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Feliz año nuevo y espero que les haya gustado mi nueva historia!! :) las quiero, comenten :) XOXOXO

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