domingo, 16 de enero de 2011

Capitulo 14

-Tengo claro que no me odias, pero… como explicas haberme rechazado todo este tiempo, incluso lo haces ahora.- Retomo Olivia, esta vez con voz autoritaria, para que Kyle se atreviera hablar.
Kyle se volvió hacia la ventana de nuevo, por un momento Olivia creyó había ignorado su pregunta.
-Nunca te eh odiado…- Prosiguió Kyle.- Es todo lo contrario, la razón por la que te rechazaba, era porque… me recuerdas a alguien.
Olivia estaba perpleja, esa respuesta la tomo desprevenida.
-¿Te recuerdo a alguien más que conoces?
-No exactamente, a alguien que conocí hace mucho tiempo.- Contesto girándose de nuevo hacia ella, cabizbajo.- Se parece a ti, pero solo físicamente. No es como tú, ella era vulnerable, manipuladora y delicada.
-¿Era?
-Sí, era.
-¿Qué le sucedió?
Kyle hizo una mueca de dolor que hizo que Olivia se arrepintiera de hacer esa pregunta.
-Ella…- Kyle trago saliva, raspándose la garganta con las duras palabras que no se atrevía a decir, pero lo dijo.- Murió.
Olivia sintió una punzada de dolor y recordó lo que se sentía perder a alguien.
-Me imagino como debes estar.- Dijo Olivia con voz serena y tan baja que apenas pudo escucharla.- Lo siento.
Él estaba en un inquietante e zumbante silencio, estaba reprimiendo muchas cosas, estaba quieto, demasiado…
Ella se acerco a él, lentamente, examinando su expresión, soledad, dolor y angustia, podía ver en sus ojos todo eso, parecía una estatua, tan quieto que cualquiera creería que estaría muerto.
-Sé lo que se siente.- Prosiguió Ella acercándose a él, rozo su suave mano con la de él, haciéndolo estremecer de pies a cabeza.- Sé lo que duele Kyle.
Él se volvió hacia ella, esta vez lleno de cólera e ira, todo mezclado, explotó, estalló, no podía soportar aguantarse un minuto más.
-Tú no sabes nada.- Expresó mirándola a los ojos, con expresión colérica.
Ella se quedo allí, estupefacta, era como si atravesarán un cuchillo en su corazón, su mirada parecía un cuchillo, llena ahora más de ira que de otra cosa, estaba asustada y dolida también.
-Mis padres murieron hace poco.- Dijo ella en voz baja, con sus ojos ardiéndole, en cualquier momento podría explotar en llanto y Kyle lo sabía más que nada.- Creo que debería irme.
Ella se dio la vuelta, por un momento se dio por vencida, sinceramente… ya no podía seguir tratando de ser amable con él, había llegado hasta al fondo y él había dado justo en el blanco.
Kyle volvió a hacer como la noche anterior, tomo su muñeca para darle la vuelta, pero esta vez suavemente, como si esta fuera una pluma, ella solo bajo la cabeza. Él, tomo su barbilla delicadamente e hizo que lo mirara, dos hileras de un liquido transparente yacían en cada una de sus mejillas, él quedo perplejo, se sintió culpable, recordó aquel atardecer junto con Melinda, la había hecho llorar, había hecho llorar a la chica que más quería por una de sus estupideces.
Olivia se obligo a mirarlo, no desviarle la mirada, sabía que estaba arrepentido, podía verlo en sus ojos, tanto como él podía ver el dolor en los de ella. Entonces, Kyle tomo la mano de Olivia, entrelazando sus dedos, aferrándose a ellos como si no quisiera dejarla escapar, esta vez no…; él iba a hacer lo correcto.
-Kyle…- Musitó ella tan bajo que apenas él lo escucho.
Todo había desaparecido, rencor, dolor, cólera, absolutamente todo, todo lo malo se había desvanecido como una capa de humo. Él paso su mano libre suavemente por su mejilla, disfrutando el momento, sintiendo su suave y frágil piel.
-Olivia…- Musitó él aspirando su aroma.
Luego de eso, solo basto que este inclinara su cabeza hacia ella, en dirección a sus labios.
Ella sintió los labios de Kyle apretarse tiernamente con los suyos, era una corriente que recorría en los dos cuerpos llenos de placer, de deseo, ahora estaban conectados, realmente unidos. Kyle aclaro sus dudas, no eran los mismos labios de Melinda, había una gran diferencia, Olivia… ella era tan… no tenía palabras para describirla. El corazón de Olivia dio un vuelco, todo lo que había pensado alguna vez sobre Kyle, había desaparecido, ella solo quería que ese momento no terminase nunca.
Ahora más que nunca, él deseaba estar con ella, protegerla, abrazarla hasta dar su vida si es necesario, ahora más que nunca, se convertían en una misma persona.

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